La re-vulgarización de la arquitectura: en búsqueda de nuevas normas cosméticas. 

Vulgar (Del lat. vulgus.) 

Común o conjunto de la gente popular. 

Hoy en día las palabras han perdido sentido. El lenguaje, lo que antes se concebía como el principal pilar de la sociedad, se ha sometido a un corpus de normas estéticas que, como menciona el historiador francés Henri Focillon, tienden a estabilizar y coordinar las formas de la vida1

Las formas de la vida, como se nos presenta la vida, responde a un sistema capitalista que celebra y somete a la sociedad a un “orden cósmico” estipulado por el mismo. Cualquier orden otro que intente desestabilizar o poner en jaque lo establecido es rápidamente absorbido, repetido y estandarizado para su fácil entendimiento y consumo. 

Las imágenes que este sistema reproduce refuerzan, sin permitir cuestionamientos, la validez de ellas. 

La arquitectura, concebida como medio que genere imágenes, es parte de los sometidos. 

Emanuele Coccia propone que el ser humano tiene la capacidad de reconocerse así mismo a través de imágenes, por lo tanto, las imágenes definen las formas de vida de todo ser humano y no su pensamiento. Si esto es cierto, resulta urgente evidenciar las imágenes otras que configuran otras formas de vida, modas alternas a las que el aparato nos muestra y perpetua.  

Este trabajo busca dar voz a aquellas prácticas arquitectónicas que intentan, mediante sus propuestas, transgredir categorías de individuo, clase, género, raza o cualquier otra categoría que sea estable dentro del orden establecido. 

Sarah Lynn López, en su texto The Remittance House: Architecture of Migration in Rural México propone que los hogares son autorretratos de sus creadores. Son una trasformación material del entorno construido directamente relacionado con el mundo interior de yo2. En otras palabras, el hogar como una extensión del individuo. El hogar, la arquitectura, como una imagen del individuo que le permite presentarse al mundo. 

Desde mi punto de vista, la validez y riqueza de esta otra arquitectura radica en que, además de poner en evidencia el elitismo y banalidad de un movimiento moderno que domina la creación de imágenes arquitectónicas, permite expandir el lenguaje arquitectónico de muchas otras formas.  

“Arquitectura Libre” / Adam Wiseman

Umberto Eco propone que la arquitectura debe denotar “formas de habitar”. Formas distintas a las que el aparato propone. Formas distintas a las que la moda busca potenciar. Arquitecturas que propongan nuevos órdenes sintácticos.  

Arquitecturas que presenten las contradicciones que pueden nacer de una irregularidad; arquitecturas que permitan la creación de irregularidades inherentes al orden3. Arquitecturas que presenten imágenes que justifiquen la destrucción del orden. 

“Tlatelolco Desmentido” / Adam Wiseman

Arquitecturas cuyas imágenes nos permitan conocer y reconocer a nuestra sociedad; su diversidad, sus anhelos, su subjetividad. 

Siguiendo con la postura de Coccia, considero que la arquitectura, al igual que la moda, debería de apostar por la creación de imágenes que detonen la creación y validación de nuevas identidades.  

Arquitecturas que permitan y celebren la condición de cambio, la creación de nuevos valores y nuevas moralidades. Valores y moralidades que ponen en evidencia la urgencia de nuevas imágenes y lenguajes de lo colectivo. 

“The Democratic Monument: Manifesto for a New Type of Civic Center” / Adam Nathaniel Furman

[1] Henri Focillon. La vida de las formas.

[2] Sarah Lopez, “The Remittance House: Architecture of Migration in Rural Mexico”. Buildings & Landscapes: Journal of the Vernacular Architecture Forum, Vol. 17, No. 2 (FALL 2010), pp. 33-52.

[3] Robert Venturi. Complejidad y contradicción en la arquitectura. (Gustavo Gili, 2008, 2ª edición).

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